lunes, 23 de mayo de 2016

Canal de Panamá

Volviendo, tras este pequeño inciso del Alfonso, a las grandes obras de ingeniería mundial, os traigo hoy al blog, el Canal de Panamá, que ya había mencionado en el post del Canal Rideau. Este famoso canal conecta el Mar Caribe con el Océano Pacífico, a través del istmo de Panamá. Desde principios del siglo XIX, se habló de la construcción de un canal que conectara estos cuerpos de agua, pero no fue hasta 1879 cuando se comenzó lo que se llama ‘‘canal francés’’ (por haber estado construido por una compañía francesa).

Esta empresa, no obstante, fracasó en su intento de construir el canal, por lo que en 1888 abandonó este proyecto ‘‘sin un duro’’. De todas formas, un año más tarde, el que había sido ingeniero de obras del canal con la empresa francesa, presentó al Gobierno de EE.UU. un tratado, por el cual le otorgaba la explotación del canal a cambio de financiación. Así se hizo, y el proyecto finalizó en 1914, cuando por fin se abrió el canal. Sin embargo este tratado de concesión fue muy discutido en décadas posteriores y a finales del siglo XX se llevaron a cabo negociaciones entre Panamá y EE.UU. para recuperar el canal por el Gobierno de Panamá, lo que se logró en 1999. Actualmente, un consorcio liderado por la empresa española Sacyr está ampliando el canal (y ha habido muchos escándalos al respecto)


A mí, este canal de 77km de longitud, me parece una obra cumbre de la ingeniería de canales. No sólo por la utilidad que se le lleva dando desde su fundación, que, además, sigue en aumento, sino porque, parecido a lo que pasaba con la Laboral (pero también diferente, a su manera), su historia, sobre todo la del proceso constructivo, ilustra las evoluciones políticas y sociales que ha sufrido América en estos dos últimos siglos y la mejora de las técnicas de ingeniería desde principios del siglo XIX (inicio de la idea del canal, que se consideraba muy complicado) hasta la actualidad.

Un complejo de esclusas desde el aire (Google images)

2 comentarios:

  1. ¡Que pena que merodeen los escándalos!

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  2. La grandeza del ser humano, se empaña casi siempre con el afán de dominio y los intereses económicos. Una buena ilustración de obra tan transcendente.

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